16.5.08

El hombre que salvó al mundo.

Su misión era simple: monitorear los sistemas de radar satelital de advertencia temprana, y avisar a sus superiores de cualquier indicio de un ataque a la URSS por parte de los Estados Unidos.

La tarea era sencilla y tediosa. Observar los monitores de los radares, y sonar la alarma en caso de detectar algún misil dirigido a territorio soviético. La suya sería la primer advertencia de un ataque inminente, y la única posiblilidad de la URRS de contraatacar antes de desaparecer.

En la madrugada del 26 de septiembre de 1983. el teniente-coronel Stanislav Petrov se encontraba en su puesto, al mando del bunker Serpukhov-15, cerca de Moscú, preparado para un largo y aburrido turno frente al resplandor verdáceo de las pantallas. Pero esa noche sucedió algo que cambió su rutina, y que estuvo a punto de cambiar el mundo para siempre.

Esa noche, a las 00.40 horas, las computadoras del bunker empezaron a emitir una tenue señal, un intermitente pitido que indicaba que un solitario misil balístico intercontinental se dirigía a la Unión Soviética desde los Estados Unidos.

Petrov decidió ignorar la señal. El sistema era nuevo, y propenso a errores. Además, ¿porqué un sólo misil? Las relaciones entre ambos países eran muy tensas ultimamente, y era lógico pensar que si los americanos habían llegado a la conclusion de exterminar de una vez por todas a su enemigo ideológico, no lo intentarían con un sólo misil.

Pero entonces otro punto empezo a parpadear sobre la pantalla. Y otro. Y otro más. Cinco en total. Cinco misiles se dirigían hacia territorio soviético, cada uno con la capacidad de impactar hasta 10 objetivos diferentes con cada una de sus cabezas nucleares.

El sudor comenzó a correr por su frente. Tenía que tomar una decision y tenía segundos para hacerlo. Si daba la alarma, sus superiores ordenarían un contrataque a gran escala sobre los E.U. iniciando la 3º guerra mundial, una guerra que duraría muy poco.

Sospechaba una falla en el sistema. Estaba seguro de que fuera de los gruesos muros de su estación, nada sucedía. Pero, no habia manera de probarlo. El sistema de radar terrestre no tenía la capacidad de detectar objetos más allá del horizonte. Si esperaba a que los sistemas de tierra confirmaran la señal, no habría tiempo suficiente para lanzar un contraataque efectivo. Si no hacia nada, si demoraba tán solo unos minutos en pensarlo, sería demasiado tarde para su país. Todo lo que el conocía, todo lo que amaba, todo lo que había jurado proteger, quedaría destruido, vaporizado para siempre.

Petrov tomó una decisión.

El mundo tendría una segunda oportunidad.

Más tarde, se confirmo que la intución de Petrov no se equivocaba. La señal falsa se había originado por una falta en el sistema, aunado a una rara casualidad meteorológica que reflejaba la luz solar sobre nubes de gran altitud.

Había salvado al mundo, pero lo hizo desobedeciendo el protocolo militar. Su valor como soldado fué puesto en duda. Después de todo, su trabajo era seguir ordenes, no pensar, y al hacerlo estaba poniendo en rídiculo la efectividad de sus superiores. Petrov fué juzgado por un tribunal militar e interrogado duramente. Había perdido su confiabilidad como oficial militar.

Stanislav Petrov fué reasignado a otro puesto de poca importancia, y se jubiló anticipadamante de su carrera militar, arruinada de todas formas, alegando una crisis nerviosa.

Ahora vive de una pequeña pensión en un pequeño pueblo al norte de Moscú. Pero su modestia y sentido del debr le impiden aceptar su heroismo. "Estaba en el lugar indicado en el momento indicado. Todo lo que pasó no tiene importancia para mi. Era mi deber. Me pregunté si aceptaría la responsabilidad de desencadenar la Tercera Guerra Mundial, y la respuesta fué no. Mi esposa no supo nada durante 10 años. ¿Qué fue lo que hiciste?, me preguntaba. No hice nada."



Enlace a la página en homenaje a Stanislav Petrov.

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